Ha llegado el otoño.
La ciudad aún está verde, veo por la ventana del aula que los árboles del campus están cargaditos de hojas que pronto se pondrán rojas y amarillas.
Hoy es el segundo día de madrugón después de todo un veranito levantándome tarde. Levantándome tarde para hacer lo que me apeteciera, vaguear mucho, estudiar poco, jugar más, tocar mi precioso violín, ir de excursión con Fer a la pastelería o a la tienda de chuches del pueblo de sus abuelos, al parque de atracciones todas las veces que nos apeteció, a la playa... he jugado con una tortuga, un tigre de peluche y me he hecho amiga de un pastor alemán (de un perro, no persona), he pescado con un hilo y un anzuelo, he jugado con globos de (casi) todo tipo y misteriosamente hasta he aprobado el examen de septiembre.
Seguro que me he olvidado muchas cosas. A partir de ahora, ya nadie podrá repetirme eso de "no has tenido infancia".
Toca despedirse de esas hojas verdes que me han visto atravesar felizmente el verano y dar la bienvenida a las alfombras rojizas que dan paso a un nuevo curso cargado de energías y esperanzas.
¡Exámenes de febrero, temblad, voy a por vosotros!
Tuesday, September 30, 2008
Subscribe to:
Posts (Atom)