Tuesday, September 30, 2008

Otoño

Ha llegado el otoño.

La ciudad aún está verde, veo por la ventana del aula que los árboles del campus están cargaditos de hojas que pronto se pondrán rojas y amarillas.

Hoy es el segundo día de madrugón después de todo un veranito levantándome tarde. Levantándome tarde para hacer lo que me apeteciera, vaguear mucho, estudiar poco, jugar más, tocar mi precioso violín, ir de excursión con Fer a la pastelería o a la tienda de chuches del pueblo de sus abuelos, al parque de atracciones todas las veces que nos apeteció, a la playa... he jugado con una tortuga, un tigre de peluche y me he hecho amiga de un pastor alemán (de un perro, no persona), he pescado con un hilo y un anzuelo, he jugado con globos de (casi) todo tipo y misteriosamente hasta he aprobado el examen de septiembre.

Seguro que me he olvidado muchas cosas. A partir de ahora, ya nadie podrá repetirme eso de "no has tenido infancia".

Toca despedirse de esas hojas verdes que me han visto atravesar felizmente el verano y dar la bienvenida a las alfombras rojizas que dan paso a un nuevo curso cargado de energías y esperanzas.

¡Exámenes de febrero, temblad, voy a por vosotros!

2 comments:

Roberto Muñoz said...

A por ellos campeona!!!

Una vez alguien me dijo que la felicidad no es una sensación, sino un recuerdo...Yo creo que lo que ocurre es que el tiempo destila las cosas y se quedan solo las buenas. O como diría un profesor que tuve, de lo bueno lo mejor y de lo mejor lo superior.

¿No has montado nunca en globo aerostático? :-p

Graphen said...

¿En globo aerostático? Ni ganas, gracias >_<

Lamento tener que contradecir todo lo que has dicho, pero la felicidad no es solamente un recuerdo. La felicidad o infelicidad es más bien la sensación que provoca el cómo te tomes esos recuerdos.
Es decir: lo que queda al cabo del tiempo no son solamente las cosas buenas.
Si un día estás de viaje por una ciudad que no conoces y te pierdes y das mil vueltas y terminas reventado, la persona que "quiere" ser infeliz se quejará de su mala suerte, de lo torpe que es, del tiempo que perdió y de lo que se cansó. La persona que "quiere" ser feliz dirá que fue genial, que se pateó media ciudad, que vio muchas cosas curiosas y que hizo ejercicio.

La felicidad te la da tu visión del mundo y de ti mismo.