Fue hace unos días, concretamente la noche del martes al miércoles, pero la verdad es que ni se me ocurrió ponerlo en el blog, me pasé dos días un poco impresionada.
En realidad no ha sido nada, pero vaya susto que me pegué. Estaba yo durmiendo toda feliz y ¡cataplam! se me cae una estantería en la cara.
Resultado: un ojo y un pómulo un poco morados, una herida en la ceja y algunos rasguños. Bueno, y mareo y desconcierto inicial.
Lo peor se lo llevó Fer. Yo estaba en su casa, durmiendo en su cama, mientras él descansaba en un colchón en el suelo. Así que el sentimiento de culpa era inevitable u_u
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